¿Cuál es la mejor manera de reaccionar ante el éxito y el fracaso?

El fracaso genera un sentimiento de frustración e inutilidad. Estas son reacciones normales cuando las cosas no resultan como se esperan. La frustración genera diversas reacciones como la ira, ansiedad o estados depresivos, entre otros.

El sentimiento de inutilidad puede lastimar la autoestima, modificar el autoconcepto y cuestionar la autoimagen. Esto se debe a que, conscientemente o no, siempre se está atento a la opinión que los demás tienen de lo que cada uno hace. Y hay una tendencia a causar una buena impresión, a tratar de demostrar qué tan listo, inteligente o hábil se es en lo que se está desempeñando.

Cuando el fracaso ocurre invade a la persona una sensación de vergüenza social, se reconozca o no, siempre está presente en el pensamiento de "¿Qué van a decir de mí?".

Y a partir de esto la persona que fracasa en hacer realidad su plan de vida, generará justificaciones de lo sucedido, echará la culpa a otra persona y, en el peor de los casos, mentirá sobre las razones del fracaso.

Es de vital importancia que la persona sea honesta y sincera consigo misma para que logre una adecuada reflexión y pueda descubrir las causas que la condujeron a esta experiencia de fracaso QUE NO VUELVA A SUCEDER.




Es llamativo el hecho de que una experiencia de triunfo muy pocas veces se analiza. La persona que alcanza el éxito dedica una buena cantidad de tiempo y energía a celebrar el objetivo alcanzado. No se detiene a elaborar ninguna reflexión que le sirva de aprendizaje final derivado de su éxito.

Es importante y se debe entender que ningún ser humano es perfecto; es parte de la naturaleza humana el error, por tanto se debe tener conciencia que en alguna de las áreas de la vida, en algún momento se pueden cometer errores garrafales que terminen en fracaso. En consecuencia cuando el fracaso se presente en una de las áreas de la vida es mejor reaccionar con humildad y con un sentimiento de piedad hacía sí mismo, para evitar inútiles mortificaciones de culpa. De esta manera se asume la responsabilidad de los actos tal y como corresponde, sin exagerar, pero tampoco sin minimizar lo que ha sucedido y en qué se ha equivocado.

Debido a que la naturaleza del ser humano es susceptible al error, es absurdo buscar la perfección. Es más, la búsqueda de la perfección en el actuar humano, genera una disposición a pensamientos y comportamientos de tipo neurótico, a cultivar conductas obsesivas, ya que la perfección NO SE ALCANZA NUNCA, y eso es en sí mismo frustrante.


"Hoy soy mejor que ayer, pero mañana seré mejor que hoy".

No hay comentarios:

Publicar un comentario