El matrimonio

Lo primero que se debe decir es que el matrimonio no es una condición para vivirlo en la adolescencia, ya que los compromisos  y responsabilidades que conlleva son tan complejos que las capacidades psicológicas que se requieren para enfrentarlo de manera adecuada no se desarrollan sino mucho después de terminada la adolescencia. 

Por otro lado, el matrimonio debe ser sostenido, económica y emocionalmente, por los cónyuges y  no por los padres de los contrayentes Eso significa que la pareja de jóvenes esposos ya deben ser personas económicamente productivas. Además de tener adonde vivir de manera independiente y tener la suficiente madurez como para poder establecer las correctas prioridades para llevar su vida personal y marital en orden. 

También hay que considerar que más tarde o más temprano llegarán los hijos ,y esa es una tarea de enormes responsabilidades que no se debe tomar a la ligera. El embarazo y posterior nacimiento de los hijos se debe planificar con suficiente anticipación para estar preparados con los suficientes recursos, económicos, emocionales, afectivos y materiales para enfrentar de la mejor manera posible la responsabilidad de criar a UN SER HUMANO. 

Finalmente hay que decir que dependiendo del tipo de noviazgo que se tenga, así será el tipo de matrimonio que se va a vivir. Esto significa que si durante el noviazgo hubo engaños, mentiras, amenazas, infidelidades, ultrajes, cualquier tipo de maltratos, celos, irresponsabilidades, consumo de licor o drogas; es altamente probable que esto se repita en el matrimonio a una escala mayor.

De la misma forma, si el noviazgo ha sido honesto, cariñoso, alegre, fiel, sincero, con mucho apoyo lleno de confianza; es altamente seguro que eso caracterizará a la relación matrimonial ¡Cuando llegue el momento de pensar en ello!