La renovación constante es parte de la naturaleza y se encuentra en la esencia del ser humano. La totalidad de las células del cuerpo humano se renuevan constantemente (a excepción de las células del cerebro que por una misteriosa razón no se renuevan nunca) y de esa manera se va evolucionando con la edad para ser más independientes y más autodeterminados.
"La adolescencia lleva consigo una gran cantidad de cambios en todos los aspectos de la vida del niño", escribió John E. Horrocks. Cambios para los cuales muchas veces no se les prepara, y en otras oportunidades para los cuales el adolescente se resiste a que los cambios sucedan.
Una de las mayores dificultades con la que cuenta el adolescente para encarar los cambios inevitables en su crecimiento psicológico es el pensamiento inmediatista. Esto significa que para el adolescente es una dificultad real "ver su futuro" personal de manera realista, ya que su forma de pensar busca sólo la realización de aquello que desea "aquí y ahora". La planificación a largo plazo es una tarea titánica para los adolescente.
Por lo anterior, los adolescentes deben saber que sus cambios psicológicos son tan inevitables como sus cambios físicos; pero que necesitan tener claro que esos cambios si no se encausan de manera adecuada, les generarán serios problemas que se pueden traducir en una vida improductiva.
Cuatro elementos deben servir para guiar los cambios en el adolescente:
a) Objetivos de vida
Se entiende como finalidad o razón de ser de una acción. Es la guía que orienta el esfuerzo que se realiza.
b) Metas de los objetivos
Medición de los logros obtenidos o por obtener.
c) Disciplina
Es un esfuerzo constante y consecuente, siendo al mismo tiempo, eficaz y afectuoso. Es la capacidad de actuar ordenada y tenazmente con el fin de obtener un bien.
d) Esfuerzo
Esto es la capacidad de energía que se ha de invertir para la realización de las actividades que permitan la obtención de objetivos y metas.
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